domingo, 12 de agosto de 2007

Las piedras y el río


Me cuesta hacer las cosas rápido, contra el tiempo. Me es muy difícil trabajar bajo presión, con plazos.

Y si pienso en los idiomas me doy cuenta de algo que puede ser muy decidor: no puedo hablar fluidamente una lengua (que quiere decir que las palabras enunciadas deben fluir naturalmente, de corrido, sin pausas ni cortes, como piedras en un río). Me pueden pedir que la hable sin -o con poco- acento, pero en serio, soy incapaz de no parar en cierto momento para pensar en lo que estoy diciendo y cómo lo estoy haciendo. Debe ser por esa fijación tonta de querer hablar sin fallas que me detengo para, a través de un proceso en extremo racional, analizar todo mi proceso de habla (pasado y futuro también, porque preparo lo que va con la saliva y el aliento de mi cavidad bucal). Por ello el cuidado, la atención, la cautela, la calma...por eso no me arriesgo, no me desafío...para que no salga al lote, así como así, sino que todo vaya hacia afuera calculado y medido, sólo lo que ya estoy seguro y convencido de que sé y está bien; para no encontrarme con sorpresas, imprevistos y no pasar malos ratos o hacer papelones.

Y dejemos que el torrente de mi cabeza siga su curso a su ritmo, aunque se demore por esas pesadas y grandes rocas que trae.

1 comentario:

Nombre: Yum Kax dijo...

Yo creo que es en absoluto imposible poder hablar a perfección un segundo idioma. Las palabras y la fluidez vienen de más alla, talvés incluso del sentido de pertenencia a una cultura que por más que el que la aprende lo quiera, nunca logrará asimilarla al 100.

Por mi parte es suficiente el poder si quiera comunicarte, te lo digo yo que lo único que puedo masticar es el español y hablar mierdas jaja.

Salud